viernes, 24 de octubre de 2008

Llamado por los malos poetas

LLAMADO POR LOS MALOS POETAS

Se necesitan malos poetas.
Buenas personas, pero poetas malos.
Dos, cien, mil malos poetas se necesitan
más para que estallen
las diez mil flores del poema.

Que en ellos viva la poesía, la innecesaria,
la fútil, la sutil poesía imprescindible.
O la in versa: la poesía necesaria,
la prescindible para vivir.

Que florezcan diez maos en el pantano
y en la barranca un Ele, un Juan,
un Gelman como elefante entero de cristal roto,
o un Rojas roto, mendigando a la Reina de España.
(Ahora España ha vuelto a ser un reino
y tiene Reina, y Rey del reino.
España es un tablero
de alfiles politizados y peones recién comidos:
a la derecha, negros, paralizados, fuera del juego).

Y aquí hay torres de goma,
alfiles politizados y damas policiales
vigilando la casa.
A la caza del hombre, por hambre,
corren todos, saltan de la cuadrícula
y son comidos.
Todo eso abunda: faltan los poetas, l
os mil, los diez mil malos,
cada uno armado
con su libro de mierda. Faltan,
sus ensayitos y sus novela en preparación.
Ah.. y los curricola, y sus diez mil applys nos faltan.

No es la muerte del hombre,
es una gran ausencia humana
de malos poetas.

Que florezcan
cien millones de tentativas abortadas,
relecturas, incordios, folios de cartulina,
ilustraciones de gente amiga,
cenas con gente amiga, exégesis,
escolios, tiempo perdido como todo.

Se necesitan poetas gay,
poetas lesbianas, poetas consagrados
a la cuestión del género,
poetas que canten al hambre, al hombre,
al nombre de su barrio,
al arte y a la industria, a la estabilidad
de las instituciones, a la mancha de ozono,
al agujero de la revolución, al tajo agrio
de las mujeres,
al latido inaudible del pentium
y a la guerra entendida como continuidad
de la política, del comercio,
del ocio de escribir.

Se necesitan Betos, Titos, Carlos
que escriban poemas. Alejandras
y Marthas que escriban. Nombres
para poetas, anagramas, seudónimos
y contraseñas para el chat room del verso
se necesitan.

Una poesía aquí del cirujeo en la veredas.
Una poesía aquí de la mendicidad en las instituciones.
Una poesía de los salones de lectura de versos.
Una poesía por las calles
(venid a ver los versos por las calles...)
Una poesía cosmopolita
(subid a ver los versos por la web...).
Una poesía del amor aggiornado
(bajad a ver poesía en el pesebre del amor...)
Una poesía explosiva: etarra,
ética, poéticamente equivocada.

En los papeles, en los canales culturales de cable,
en las pantallas y en los monitores,
en las antologías y en revistas
y en libros y en emisiones clandestinas
de frecuencia modulada se buscan
poetas y más malos poetas:
grandes poetas celebrados pequeños,
poetas notorios, plumas iluminadas,
hombres nimios, miméticos, deteriorados
por el alcohol, descerebrados por la droga,
hipnotizados por el sexo idiotizados
por el rock, odiados, amados
por la gente aquí.

En las habitaciones se buscan.
En un bar, en los flippers,
en los minutos de descanso
de la oficina, entre dos clases de gramática,
en clase media, en barrios vigilados se buscan.
¿Habrá en la tropa? ¿En los balnearios,
en los baños públicos
que han comenzado a construir?
¿En los certámenes de versos?
¿En los torneos de minifútbol? ¿Bajo el sol quieto?
¿A solas con su lengua?
¿A solas con una idea repetitiva?
¿Con gente? ¿Sin amor?
No es el fin de la historia, es el comienzo
de la histeria lingual. Todo comienza
y nace de una necesidad fraguada en la lengua.
Falsifiquemos el deseo: Te necesito nene.
Para empezar te necesito. Para necesitar,
te pido ese minuto de poesía que necesito,
necio: quisiera ver si me devuelves
el ritmo de un mal poema,
que me acarices con sus ripios,
que me turbes la mente con otra idea banal,
y que me bañes todo con la trivialidad del medio.

Y en medio del camino,
en el comienzo de la comedia terrenal,
quiero vivir la necedad y la necesidad
de un sentimiento falso.
Se necesitan nuevos sentimientos,
nuevos pensamientos imbéciles,
nuevas propuestas para el cambio,
causas para temer, para tener,
aquí en el sur.

Y arriba España es un panal
de hormigas orientales:
rumanas, tunecinos, suecas
a la sombra de un Rey.
Riámonos del Rey. De su fealdad.
De su fatalidad.
De Su Graciosa Realidad.
La realidad es un ensueño compartido.
La realidad de España es
su filosa lengua pronunciando la eñe
y su mojada espada pronunciando
el orden del capital y la sintaxis.

¡Ay, lengua: aparta de mí
este cuerno de la prosperidad
clavado en tu ingle, suturada de chips,
y cubre nuestras heridas
con el bálsamo de los malos poemas..!